Este es un pequeño escrito que realizé hace unos meses. Espero les guste.
El ruido de las hojas de zinc abatidas por el viento de las lluvias torrenciales me despierta. Me doy cuenta que es hora de levantarme para empezar la faena. Trato de abrir los ojos, pero las lagañas me lo impiden. María, mi querida, se percata que es hora de levantarse, y colarme el café con el colador de media-panty. Mientras me doy un bañito de gato para no gastar mucha agua, la pregunta usual pasa por mi mente: ¿Que pasó con mis sueños de ser educador, de plantar la semilla de la enseñanza en las mentes de los Cervantes, Gates, Armstrongs del mañana? – El ruido del agua moviéndose en la cubeta, me transporta de regreso a la realidad, y es tiempo de salir de la letrina y comerme el pan con café que mi querida Maria preparó.
María es mi quería’; Profesión: Llaniquequera- Mujer de corazón contento, pies en la tierra y personalidad fanal, aunque la falta de dientes frontales, y cabello de brillo la hicieron no ser deseada por los hombres de su campo natal, Las Matas de farfán. Ella, a quién conocí un día bebiendo en un colmado, le faltarán cuatro dientes, pero ella no deja que esto melle su espíritu emprendedor y el inexorable deseo de algún día irse en yola a Puerto Rico, como Plataforma a Nueba-yol; donde hasta los feos son estrellas, y donde el dinero se encuentra en la calle.
La margarina se derrite en el pan de agua, tostado en el sartén – porque luz nunca hay – mientras el café todavía humeante se mezcla con la leche evaporada para crear la majestuosa bebida digna de reyes llamada “medio pollo”. El feedback de la bocina de la “guagüita me percata de que es hora de montarme en la cama y comenzar a vocear “marchante! Plátano’ plátano!! A 10 pesos”.
Escrito por:Claudio A. Sánchez
1 comment:
buen post
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